viernes, 3 de agosto de 2012

Sensaciones

Lagrimas negras perdidas en la profundidad de la locura,
todas aquellas traiciones impenetrables se convierten en mares.
Este eje del arcoíris incoloro,
donde solo el gris muerto de la soledad resplandece,
neblinas encaminadas a la perdición de los engaños,
 donde las centellas rigurosas deleitan sus miradas al expandir su majestuosidad a lo largo y eterno del parlamento.
auroras extrañas viajan y sucumben en mi interior y se pierden en el horizonte lejano.
sentir esta sensación avara,
 ese aroma a lo prohibido,
ese escalofrió sombrío que recorre lenta y sutilmente cada centímetro de mi ser.
Ineludible cuando con tus manos traspasas los tapices de la muerte,
 que aunque sus ceñiduras contengan este deseo innato,
 aquellas ilustraciones vagas ayudan a erradicar esa barrera mortífera…
 Y como no seducirse al observar esa emancipación,
 tras esto que aun esta profundo y furtivo por lo irreal,
solo dar a conocer nuestras utopías ante la mirada de lo ajeno,
 volar ante la opacidad de la luz desgarradora,
discernirse ante lo oculto,
rebosarlo del saber y tener el placer de palpitar esta cortina hiriente ante la verdad…
Dejarnos llevar por este viento abrazador,
 este aroma danzante y lujurioso tras lo prohibido;
tu piel con los sentidos divagantes;
esta exaltación que trasciende dócilmente y hace que mi cuerpo desee a gritos
deliciosas caricias que hacen sollozar de efusión,
 nada tan primoroso,
nada imponderable, cuando estas tinieblas me cubren y me deslumbran completamente de placer.

By: ichi perfektion



miércoles, 1 de agosto de 2012

Cadenas de vehemencia

Viento en suspenso que me ahogas
Entrelazados suspiros yacen entre olas
Mientras tus manos deslucían aquellas efigies
Una gota fría trataba de escaparse…
Eran punzantes y aterrorizantes aquellos  presagios frente a ese reflejo sin ilusiones,
Una sombra, un llanto y un mar de pensamientos que danzaban en mi canto triste,
Mis brazos solo querían estremecerse en tu piel,
Pero un golpe frio se atravesaba,
Un mural de palabras ajenas que visteaban desde lejos,
Una avocación de utopías me querían condenar,
Era sulfurante nadar entre todos esos días perdidos,
Pero mi cuerpo debía tenderse a la distancia,
Ajena de toda precaria,
A ojos y labios cerrados sin pronunciar sonido alguno
Mientras todos esos susurros se asfixiaban permanentemente entre tus dedos,
Esos deseos de ser ajeno que te condenan bajo cadenas de vehemencia

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